Discurso Maternidad |
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"Las mujeres son la fuerza y el fundamento mismo de nuestra existencia en el mundo.
Por eso es crucial que las mujeres de todo el mundo hagan un gran esfuerzo por reencontrar su naturaleza fundamental; pues solo así podremos salvar este mundo."
AMMA Discurso pronunciado por Su Santidad Sri Mata Amritanandamayi con motivo de Una iniciativa por la paz global DE MUJERES GUÍAS ESPIRITUALES Y RELIGIOSAS Palacio de las Naciones, Ginebra 7 de octubre de 2002. Amma se postra ante todos los presentes, quienes son ciertamente la manifestación de la conciencia suprema y del amor. |
Rara vez vemos esta confluencia de cualidades en un hombre. De hecho, la responsabilidad de la mujer es mayor que la del hombre. La mujer sostiene las riendas de la integridad y de la unidad, tanto familiar como social. La mente de un hombre se identifica fácilmente con sus pensamientos y acciones. La energía masculina podría compararse con las aguas estancadas, que no fluyen. Por lo general, e! intelecto del hombre se queda atrapado en la actividad que está realizando. Le resulta difícil variar el punto de concentración de su mente. Por esta razón, la vida profesional y familiar de muchos hombres termina entremezclándose. La mayoría no pueden separarlas. Las mujeres, por el contrario, poseen una capacidad innata para establecer esa separación. En el hombre existe la tendencia, muy arraigada, de trasladar su comportamiento profesional a su hogar y actuar de igual manera en la relación que mantiene con su esposa e hijos. Y son muchas las mujeres que saben como mantener separada la vida familiar de la profesional. La energía femenina o la de la mujer fluye como un río. Esto facilita su labor de madre, de esposa y de buena amiga, aportando confianza a su marido. Tiene el don especial de ser la guía y consejera de toda la familia. Las mujeres que, además, trabajan fuera del hogar, tienen todas las posibilidades para triunfar también allí. La fuerza de la maternidad innata en la mujer, le permite hallar en sí misma un profundo sentimiento de paz y armonía. Esto hace que puedan reflexionar y actuar al mismo tiempo, mientras que el hombre tiende a reflexionar menos y a reaccionar más. Una mujer posee la capacidad de escuchar el dolor de los demás y responder con compasión, y si tiene que hacer frente a un desafío, sabe elevarse por encima de la situación y responder con la misma fuerza que cualquier hombre. En el mundo actual, todo se ha contaminado y carece de naturalidad. Ante esta situación, la mujer debería actuar con especial precaución para que sus cualidades maternales y su propia naturaleza de mujer, no se vean también afectadas y distorsionadas. Hay un hombre en lo profundo de cada mujer y una mujer en lo profundo de cada hombre. Esta verdad les fue revelada, en la meditación, a los grandes sabios y videntes de la antigüedad. Esto es lo que el concepto ardhanariswara (mitad dios/ mitad diosa) quiere simbolizar en la espiritualidad hindú. Pero, independientemente de que seas mujer u hombre, nuestra verdadera humanidad sólo saldrá a la luz cuando las virtudes femeninas y masculinas encuentren un equilibrio en vuestro interior. El hombre también ha sufrido muchísimo a causa del exilio del principio femenino en el mundo. Por la opresión de la mujer y la represión del aspecto femenino en el interior del hombre, la vida de éste se ha visto fragmentada, y a menudo le resulta dolorosa. El hombre también debe despertar a sus cualidades femeninas. Tiene que desarrollar empatía y comprensión en su actitud hacia la mujer y en la forma como se relaciona con el mundo. Las estadísticas muestran que los hombres - no las mujeres - cometen los mayores delitos y crímenes de este mundo. Existe también una estrecha correlación entre la forma como los hombres destruyen la Madre Naturaleza y su actitud hacia la mujer. A la Naturaleza se le debería dar la misma importancia, en nuestro corazón, que a nuestra propia madre biológica. Sólo el amor, la compasión y la paciencia - que son las cualidades fundamentales de la mujer – pueden disminuir las tendencias intrínsecamente agresivas del hombre. De igual forma, hay mujeres que necesitan de las cualidades de los hombres para no quedar inmovilizadas por su bondad y naturaleza gentil. Las mujeres son la fuerza y el fundamento mismo de nuestra existencia en el mundo. Cuando las mujeres pierden el contacto con su ser real, deja de existir la armonía en el mundo y comienza la destrucción. Por eso es crucial que las mujeres de todo el mundo hagan un gran esfuerzo por reencontrar su naturaleza fundamental, pues sólo así podremos salvar este mundo. Lo que nuestro mundo actual necesita realmente es la cooperación entre hombres y mujeres. Una cooperación basada en un sentimiento sólido de unidad, tanto familiar como social. Las guerras y los conflictos, el sufrimiento y la ausencia de paz que aflige al mundo actual, podrán ciertamente disminuir si hombres y mujeres empiezan a cooperar y a apoyarse mutuamente. Hasta que no se reestablezca la armonía entre lo masculino y lo femenino, entre hombres y mujeres, la paz continuará siendo un sueño difícil de alcanzar. Hay dos tipos de lenguajes en el mundo: el lenguaje del intelecto y el lenguaje del corazón. Al lenguaje del intelecto racional le gusta argumentar y atacar. La agresión forma parte de su propia naturaleza. Es puramente masculina, desprovista de amor o de cualquier sentido de interacción con los demás. Se expresa de esta manera: "No sólo tengo razón y tu estás equivocado, sino que además voy a demostrártelo a cualquier precio con el fin de desarmarte.” Es normal que los que hablen este lenguaje intenten dominar y hacer bailar a los demás como marionetas al son de sus propios caprichos. Tratan de forzar sus ideas sobre los demás. Sus corazones están cerrados y raramente tienen en cuenta los sentimientos de los demás. Lo único que valoran y consideran es el dictado de su propio ego y su vana idea de victoria. El lenguaje del corazón, el lenguaje del amor, el que se relaciona con el principio femenino, es bien diferente. Los que lo hablan no prestan atención a su ego. No están interesados en probar que tienen razón o que el otro está equivocado. Están profundamente interesados en el prójimo, y lo que realmente desean es ayudar, apoyar y elevar a los demás. En su presencia, surge la transformación espontáneamente. Son los dadores de una esperanza tangible y de luz en este mundo. Los que se acercan a ellos, renacen. Cuando hablan, no lo hacen para impresionar, imponer sus ideas o discutir, su hablar se convierte en una verdadera comunión entre corazones. El amor verdadero no tiene nada que ver con el placer o el egocentrismo. En el amor verdadero, tú no eres el importante, es el otro el que importa. En el amor, el otro no es un instrumento para satisfacer vuestro deseo egoísta, eres tú el instrumento de la Divinidad para hacer el bien en el mundo. El amor no sacrifica a los demás, el amor se entrega alegremente, sin esperar nada a cambio. El amor es desinteresado, y no se impone a la mujer para relegarla a un segundo plano, para tratarla como un objeto. Cuando hay amor verdadero, no te sientes menospreciado, más bien te engrandeces y te transformas en uno con la totalidad, lo contienes todo y te sientes eternamente dichoso. Lamentablemente, el lenguaje del intelecto es el que prevalece en el mundo actual, y no el lenguaje del corazón. Los representantes de la lujuria y del egoísmo, y no los del amor, dominan el mundo. Personas de mente estrecha influyen en las de mente débil y las utilizan para satisfacer sus objetivos egoístas. Las antiguas enseñanzas de los sabios se han distorsionado y se han adaptado a los deseos egoístas de los seres humanos. El concepto de amor ha quedado desfigurado. Por eso dominan en el mundo los conflictos, la violencia y la guerra. La mujer es la creadora de la raza humana. Es la primera Gurú, la primera guía y maestra de la humanidad. Pensemos en la tremenda fuerza, positiva o negativa, que puede desplegar un ser humano en el mundo. Cada uno de nosotros incide profundamente en los demás, con independencia de que seamos conscientes o no de ese hecho. La responsabilidad de una madre no puede ser menospreciada cuando trata de formar, incidir o motivar a su hijo. Hay mucha verdad en la frase que afirma que detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer. Cada vez que nos encontremos con seres felices y tranquilos, con niños de nobles virtudes y buena predisposición, con personas de portentosa energía capaces de superar situaciones adversas o fracasos, con seres que poseen una gran capacidad de comprensión, simpatía, amor y compasión hacia los que sufren y se entregan a los demás, encontraremos normalmente una gran madre que ha sido ejemplo y fuente de inspiración para que sean como son. Las madres son las más aptas para plantar las semillas del amor, de solidaridad universal y de paciencia en la mente de los seres humanos. Hay un lazo especial entre una madre y su hijo. Las cualidades propias de la madre son transmitidas al hijo, incluso a través de la leche materna. La madre comprende el corazón de su hijo, vierte su amor en el niño, le enseña los aspectos positivos de la vida y corrige sus errores. Si atravesamos frecuentemente un campo de hierba tierna, se formará rápidamente una senda. Los buenos pensamientos y las virtudes positivas que desarrollemos en nuestros hijos, permanecerán siempre. Es sencillo moldear el carácter de un niño en una edad temprana, y resulta más difícil a medida que crece. En cierta ocasión, cuando Amma estaba dando Darshan en la India, se le acercó un joven. Era de una región del país, azotada por el terrorismo. A causa de las frecuentes matanzas y saqueos, la gente de esa zona sufría mucho. Él era el líder de un grupo de jóvenes que se dedicaba a realizar una gran labor social en la zona. Le suplicó a Amma: "Por favor, haz que esos terroristas, tan llenos de rabia y violencia, lleguen a tener una correcta comprensión. Y a todos los que han sufrido, que han sido torturados con tantas atrocidades, llénales el corazón con el espíritu del perdón. De otra manera, la situación se deteriorará y no acabará nunca la violencia." Amma se sintió muy contenta al escuchar aquella plegaria de paz y perdón. Al preguntarle qué le había motivado a emprender su labor social, contestó: "Mi madre fue la inspiradora. Mi niñez estuvo marcada por la oscuridad y el terror. Cuando tenía 6 años vi con mis propios ojos el asesinato despiadado, a manos de los terroristas, de mi padre, que era un amante de la paz. Mi vida quedó destrozada. Sólo sentía odio hacia los asesinos y todo lo que deseaba era vengarme. Pero mi madre me hizo cambiar de actitud. Cada vez que le decía que algún día vengaría la muerte de mi padre, ella me respondía: 'Hijo, ¿acaso volverá tu padre a la vida si los matas? Mira a tu abuela, siempre triste. Mírame a mí que apenas puedo seguir adelante sin tu padre. Y mírate a tí mismo, lo triste que estás y lo que sufres por no tener a tu padre. ¿Te gustaría que hubiera más niños y madres que sufran como lo hacemos nosotros? Ellos sentirían la misma intensidad de dolor que sentimos nosotros. En lugar de eso, trata de perdonar a los asesinos de tu padre por sus terribles acciones y divulga el mensaje de amor y solidaridad universal. Cuando crecí, me ofrecieron unirme a diversos grupos terroristas para vengar la muerte de mi padre. Pero las semillas del perdón sembradas por mi madre habían dado su fruto, y rechacé todas esas propuestas. Además, transmití a algunos jóvenes los mismos consejos que me había dado mi madre. Esto cambió el corazón de muchas personas que, desde entonces, me ayudan a servir a los demás." El amor y la compasión, en lugar del odio, que este joven eligió derramar en el mundo, se derivan del manantial de amor de su madre. Es así, como a través de la influencia que tiene sobre su hijo, la madre también incide sobre el futuro del mundo. Una mujer que ha despertado su maternidad innata trae el cielo a la tierra, en cualquier lugar donde se encuentre. Sólo las mujeres pueden crear un mundo de paz y felicidad. Y es así como la mano que acuna al bebé también sostiene la lámpara que expande su luz por el mundo. Los hombres nunca deberían obstaculizar el progreso que, por derecho, le corresponde a la mujer en el seno de la sociedad. Tendrían que comprender que la contribución de la mujer es de vital importancia. Ellos deberían retirarse de su camino, es más, deberían facilitarle el camino para que sus avances sean más suaves. La mujer, por su parte, tendría que pensar en lo que puede aportar a la sociedad, en vez de pensar en lo que puede tomar de ella. Esta actitud le ayudará, sin duda, a progresar. Hay que subrayar que una mujer no necesita recibir ni tomar nada de nadie, simplemente necesita despertar, sólo así podrá contribuir socialmente de la forma que mejor considere, y recibirá todo lo que necesite. En lugar de corroerse, permaneciendo toda su vida entre las cuatro paredes de la cocina, la mujer tendría que salir y compartir con los demás lo que tiene para dar y así realizar su meta en la vida. Hoy en día que impera la competencia y el odio en todas partes, son la paciencia y la tolerancia de la mujer las que generan la armonía que tenemos en el mundo. De la misma forma que un circuito eléctrico no se puede dar sin la presencia de los polos, negativo y positivo, la vida también requiere, para que fluya en su plenitud, la presencia y contribución tanto de la mujer como del hombre. Y sólo florecerán interiormente cuando las mujeres y los hombres se complementen y apoyen de forma mutua. En general, las mujeres viven actualmente en un mundo creado por y para los hombres. Las mujeres no necesitan de este mundo, más bien tendrían que establecer su propia identidad para generar una nueva sociedad. Pero deberían recordar el verdadero significado de la libertad, pues no se trata de vivir y comportarse de la manera que quieran, sin prestar atención a las consecuencias sobre los demás. No significa que las esposas y las madres deban abandonar sus responsabilidades familiares. La libertad de una mujer, su elevación, tiene que empezar en su interior. Además, para que shakti; es decir, la pura energía, pueda despertar y elevarse en una mujer, es necesario que ésta se concientice de sus propias limitaciones. Más tarde podrá superarlas a través de su fuerza de voluntad, del servicio desinteresado y de la práctica espiritual. En su esfuerzo por reestablecer sus derechos y status social, la mujer nunca debería perder su naturaleza esencial. Esta tendencia que se da en muchos países, nunca ayudará a la mujer a lograr su verdadera libertad. Es imposible lograr la auténtica libertad imitando al hombre. Si la misma mujer da la espalda a los principios femeninos, este proceso culminará con un completo fracaso de ella misma y de la sociedad. Lejos de resolver los problemas del mundo, los agravaremos. Si la mujer rechaza sus cualidades femeninas y trata de comportarse como el hombre, cultivando sólo las cualidades masculinas, el desequilibrio del mundo se acentuará. Y eso no es lo que ahora se necesita. Lo realmente necesario es que la mujer contribuya socialmente, lo mejor que pueda, desarrollando su maternidad universal, así como sus cualidades masculinas. Mientras la mujer no haga el esfuerzo de despertar, ella misma será, por así decirlo, la responsable de crearse un mundo limitado. Cuanto más se identifique la mujer con su maternidad interna, más rápidamente se despertará su shaktio energía pura. Si desarrolla este poder en su interior, el mundo escuchará cada vez más su voz. Son muchas las personalidades y organizaciones que, como la ONU, apoyan el progreso de la mujer. Esta conferencia es una oportunidad para todos nosotros de construir sobre esta base. A Amma le gustaría compartir algunas sugerencias: 1. Los guías espirituales deberían esforzarse por lograr que sus seguidores se reencuentren con la esencia verdadera de la espiritualidad, y condenar, en este sentido, todo tipo de opresión y violencia dirigida a la mujer. 2. La ONU tendría que acudir a las zonas de guerra y allí donde se produzcan conflictos sociales para, con su presencia, brindar amparo seguro a mujeres y niños que se vean amenazados. 3. Todas las religiones y naciones tendrían que condenar las prácticas vergonzosas como la matanza de fetos femeninos y de niñas y la amputación de genitales en mujeres. 4. Debe dejar de existir el trabajo infantil. 5. El sistema de dote vigente en muchos países tendría que ser abolido. 6. La ONU y los mandatarios de cada país deberían intensificar sos esfuerzos para detener el tráfico y la explotación sexual de menores. Las consecuencias legales por estos comportamientos deberían ser tan efectivas que desterraran este tipo de prácticas. 7. Asombra el número de violaciones que se suceden en todo el mundo. Es incomprensible que, en muchos países, sean las víctimas de estos actos las que finalmente resultan castigadas. ¿Podemos permanecer impasibles ante estos hechos? Se tendría que llegar a un acuerdo internacional sobre la educación de los jóvenes con el fin de evitar la violación y otras formas de agresión hacia la mujer. 8. La dignidad de la mujer se ve atacada por la propaganda que la presenta como objeto sexual. No deberíamos tolerar esta explotación. 9. Los guías espirituales tendrían que animar a sus seguidores a realizar servicio desinteresado, como si esta tarea formara parte integral de sus vidas. La esencia de la maternidad no está restringida a las mujeres que han dado a luz, es un principio inherente tanto en mujeres como en hombres. Es una actitud de la mente. Es amor, y ese amor es la respiración misma de la vida. Nadie puede afirmar: "Respiraré solo en presencia de mi familia y amigos, y no respiraré ante mis enemigos." De igual manera, en aquellos en los que se ha despertado la maternidad, el amor y la compasión hacia los demás forman parte de su propio ser, como el mismo respirar. Amma considera que, en los tiempos que se avecinan, habrá que hacer un esfuerzo por volver a despertar el poder curativo de la maternidad. Es la única vía para que se realice nuestro sueño de paz y armonía para todos. ¡Y puede lograrse! Depende completamente de nosotros. Recordemos esto y avancemos. A Amma le gustaría agradecer el trabajo de todos aquellos que han participado en la organización de esta Cumbre. Amma valora profundamente sus esfuerzos por conseguir la paz en este mundo. Que las semillas de la paz que estamos sembrando, aquí y ahora, den frutos para todos. |
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